El impacto de reducir la edad penal: argumentos a favor en justicia y sociedad
La edad penal es un tema controvertido y ampliamente debatido en la sociedad. Existen posturas encontradas sobre cuál debería ser la edad mínima a partir de la cual una persona puede ser penalmente responsable de sus actos. Este debate se centra en encontrar un equilibrio entre la protección de los derechos de los menores y la necesidad de garantizar la seguridad y el orden social.
En este artículo exploraremos los diferentes argumentos a favor de reducir la edad penal. Analizaremos las posibles ventajas de esta medida desde diferentes perspectivas, como la prevención del delito, la protección de víctimas y el desarrollo de la responsabilidad individual. Además, también examinaremos los posibles desafíos y consecuencias que podrían surgir al implementar esta medida.
Al leer este artículo, los usuarios podrán obtener una visión completa y objetiva sobre los argumentos a favor de reducir la edad penal. Esto les permitirá ampliar su conocimiento sobre el tema y formar una opinión informada. Además, comprenderán las implicaciones sociales y jurídicas de esta medida y podrán reflexionar sobre su impacto en la justicia y la sociedad en general.
Qué es la edad penal y por qué es importante en el sistema de justicia
La edad penal se refiere a la edad mínima a partir de la cual una persona puede ser considerada responsable penalmente por la comisión de un delito. Es un aspecto fundamental en el sistema de justicia, ya que establece un límite de edad por debajo del cual se considera que los individuos no tienen la capacidad plena de comprender la naturaleza y consecuencias de sus acciones.
La importancia de la edad penal radica en la necesidad de proteger a los menores de edad, quienes se encuentran en una etapa de desarrollo físico, mental y emocional. Se parte del principio de que los menores no tienen la misma madurez y discernimiento que los adultos, y por lo tanto, no pueden ser tratados de la misma manera en el ámbito penal.
El establecimiento de una edad penal mínima busca garantizar que los menores tengan acceso a medidas de protección y rehabilitación, en lugar de ser sometidos a penas privativas de libertad como los adultos. Esto se fundamenta en el reconocimiento de los derechos de los niños y en la Convención sobre los Derechos del Niño, la cual establece que los Estados deben tomar medidas especiales para proteger a los menores involucrados en la comisión de delitos.
Es importante destacar que la edad penal varía en diferentes países y puede ser objeto de debate y discusión en la sociedad. Mientras que algunos defienden la necesidad de mantener una edad penal alta para proteger a los menores, otros argumentan a favor de la reducción de la edad penal con el fin de garantizar la responsabilidad y consecuencias adecuadas para los delitos cometidos por menores.
A continuación, analizaremos los argumentos a favor de la reducción de la edad penal, considerando tanto los beneficios como los posibles desafíos y consecuencias que esto podría implicar.
El debate sobre la reducción de la edad penal: perspectivas a favor y en contra
La reducción de la edad penal es un tema controvertido que ha generado debates acalorados tanto en el ámbito de la justicia como en la sociedad en general. Existen argumentos sólidos a favor de esta medida, los cuales se basan en la premisa de que los menores de edad que cometen delitos graves deben asumir la responsabilidad de sus acciones de manera proporcional a la gravedad de sus actos, al igual que los adultos.
Uno de los principales argumentos a favor de la reducción de la edad penal es que enviaría un mensaje claro de que la sociedad no tolera la delincuencia, sin importar la edad del perpetrador. Esto contribuiría a fortalecer el sistema de justicia y a disuadir a los jóvenes de involucrarse en actividades delictivas, al saber que enfrentarán consecuencias legales serias por sus acciones.
Además, se argumenta que la reducción de la edad penal permitiría una mayor protección de las víctimas y de la sociedad en general. Al imponer penas más severas a los menores de edad que cometen delitos graves, se busca garantizar la seguridad de la comunidad y prevenir la reincidencia. Esto se basa en la idea de que las sanciones más duras pueden actuar como un mecanismo de rehabilitación y reinserción social, brindando a los jóvenes la oportunidad de reflexionar sobre sus acciones y cambiar su comportamiento.
Es importante tener en cuenta que la reducción de la edad penal no implica tratar a los menores de la misma manera que a los adultos en todos los aspectos. Se debe garantizar un enfoque diferenciado que tome en consideración las características propias de la etapa de desarrollo de los adolescentes, así como su capacidad de comprensión y responsabilidad. Por lo tanto, se propone establecer un sistema especializado de justicia juvenil que brinde medidas rehabilitadoras y educativas adecuadas para los menores que cometen delitos.
Un ejemplo concreto de los beneficios de la reducción de la edad penal se puede observar en el caso de países que han implementado esta medida. Por ejemplo, en Estados Unidos, algunos estados han reducido la edad penal y han observado una disminución en las tasas de delincuencia juvenil. Esto sugiere que la imposición de penas más severas puede tener un efecto disuasorio y contribuir a la reducción de la violencia y el crimen.
La reducción de la edad penal tiene argumentos sólidos a favor, como el fortalecimiento del sistema de justicia, la protección de las víctimas y la prevención de la reincidencia. Sin embargo, es fundamental establecer un enfoque diferenciado que tome en cuenta las características propias de los menores y garantice su rehabilitación y reinserción social. La implementación de esta medida debe ser cuidadosamente planificada y acompañada de programas educativos y de apoyo para lograr resultados efectivos.
Argumentos a favor de reducir la edad penal: mayor responsabilidad y disuasión
Reducir la edad penal es un tema controvertido que ha generado debates acalorados tanto en el ámbito jurídico como en la sociedad en general. Algunos argumentan que es necesario para garantizar la seguridad y la justicia, mientras que otros defienden que se trata de una medida desproporcionada que vulnera los derechos de los menores. En este artículo, analizaremos los argumentos a favor de reducir la edad penal, centrándonos en dos aspectos clave: la mayor responsabilidad de los menores y la disuasión del delito.
Mayor responsabilidad de los menores
Uno de los principales argumentos a favor de reducir la edad penal es que permite exigir una mayor responsabilidad a los menores que cometen delitos. Al establecer una edad penal más baja, se reconoce que los adolescentes tienen la capacidad de entender la naturaleza y las consecuencias de sus actos, y por lo tanto, deben asumir las consecuencias legales correspondientes.
La adolescencia es una etapa crucial en el desarrollo de una persona, donde se adquieren habilidades cognitivas y morales importantes. Al reconocer la responsabilidad de los menores en la comisión de delitos, se les brinda la oportunidad de aprender de sus acciones y de ser conscientes de las consecuencias negativas que estas pueden tener tanto para ellos como para la sociedad en general.
Además, reducir la edad penal también implica la implementación de medidas de reinserción y rehabilitación más tempranas, lo que puede contribuir a la prevención de futuros delitos. Al intervenir de manera oportuna, se pueden abordar los problemas subyacentes que llevan a los menores a cometer delitos, como la falta de oportunidades, la influencia de grupos delictivos o la desintegración familiar, entre otros.
Ejemplo de caso de uso:
Imaginemos el caso de un menor de 16 años que ha sido condenado por robo agravado. Si la edad penal se reduce a los 14 años, este adolescente sería considerado penalmente responsable y se le impondrían las sanciones correspondientes. Esto enviaría un mensaje claro de que sus acciones tienen consecuencias legales y lo obligaría a reflexionar sobre sus decisiones, fomentando así su desarrollo moral y su responsabilidad personal.
Disuasión del delito
Otro argumento a favor de reducir la edad penal es que puede tener un efecto disuasorio sobre los menores delincuentes. Al enfrentar la posibilidad de ser juzgados y condenados, los jóvenes pueden pensarlo dos veces antes de cometer un delito, ya que son conscientes de las consecuencias legales que ello conlleva.
La disuasión del delito es un objetivo fundamental del sistema penal, y reducir la edad penal puede contribuir a este propósito. Al establecer una edad penal más baja, se envía un mensaje claro de que la sociedad no tolera la comisión de delitos, incluso por parte de los menores. Esto puede generar un efecto preventivo, tanto en los adolescentes que están en riesgo de delinquir como en aquellos que ya han cometido un delito y no desean enfrentar las consecuencias legales.
Es importante tener en cuenta que la disuasión del delito no se limita únicamente a los menores que podrían verse afectados por una reducción de la edad penal. También puede tener un efecto disuasorio generalizado en la sociedad, ya que enviaría un mensaje claro de que los menores infractores no quedarán impunes.
Ejemplo de caso de uso:
Supongamos que se reduce la edad penal a los 14 años y se implementan sanciones penales para los menores que cometan delitos. Esto puede llevar a que un adolescente de 15 años que está considerando cometer un robo se lo piense dos veces, al saber que podría ser juzgado y condenado por sus acciones. La posibilidad de enfrentar consecuencias legales puede ser un factor determinante para disuadirlo de llevar a cabo el delito, protegiendo así a potenciales víctimas y promoviendo la seguridad ciudadana.
En este punto, concluye la sección que se te ha proporcionado.
El enfoque de la rehabilitación: ¿es posible para los menores infractores?
La reducción de la edad penal es un tema controvertido que ha generado un intenso debate en la sociedad y en los círculos jurídicos. Una de las principales preocupaciones al considerar esta medida es si los menores infractores pueden ser rehabilitados de manera efectiva.
El enfoque de la rehabilitación se basa en la idea de que los delincuentes, incluidos los menores, tienen la capacidad de cambiar su comportamiento a través de intervenciones adecuadas. Se busca no solo castigar, sino también brindarles herramientas y oportunidades para que puedan reintegrarse a la sociedad de manera positiva.
El principal argumento a favor de reducir la edad penal se centra en la posibilidad de brindar una segunda oportunidad a los menores infractores a través de programas de rehabilitación adecuados a su edad y necesidades. Estos programas pueden incluir terapia psicológica, educación especializada, capacitación laboral y apoyo familiar, entre otros.
Por ejemplo, un caso de éxito en la rehabilitación de menores infractores es el programa «Justicia Juvenil Restaurativa» implementado en varios países. Este enfoque se basa en la responsabilidad, la reparación del daño causado y el diálogo entre el agresor y la víctima. El objetivo principal es promover la empatía y la responsabilidad personal, lo que puede ayudar a prevenir la reincidencia.
Además de la posibilidad de rehabilitación, otro aspecto importante a considerar es que el encarcelamiento de menores puede tener consecuencias negativas a largo plazo. Estudios demuestran que los jóvenes que son encarcelados tienen más probabilidades de convertirse en adultos delincuentes y enfrentar dificultades para reintegrarse a la sociedad. Por lo tanto, reducir la edad penal y enfocarse en la rehabilitación puede ser una estrategia más efectiva para reducir la criminalidad a largo plazo.
Es importante destacar que la rehabilitación no es una solución infalible, y existen críticas válidas sobre su eficacia en algunos casos. Sin embargo, es fundamental ofrecer a los menores infractores una oportunidad de cambio y desarrollo positivo, en lugar de condenarlos a una vida de delincuencia.
Reducir la edad penal y enfocarse en la rehabilitación de los menores infractores puede tener un impacto positivo tanto en la justicia como en la sociedad en general. Brindarles las herramientas y el apoyo necesarios para cambiar su comportamiento y reintegrarse de manera positiva puede ayudar a prevenir la reincidencia y fomentar una sociedad más segura y justa.
La importancia de la intervención temprana: programas de prevención del delito para jóvenes
La intervención temprana en la vida de los jóvenes es clave para prevenir la delincuencia y promover una sociedad más segura. Los programas de prevención del delito dirigidos a jóvenes se han convertido en una herramienta eficaz para abordar este problema de manera proactiva y reducir la incidencia delictiva en esta población.
Estos programas se enfocan en identificar y abordar los factores de riesgo que pueden llevar a los jóvenes a involucrarse en actividades delictivas. Al proporcionarles recursos, apoyo y oportunidades, se busca fortalecer sus habilidades sociales, emocionales y educativas, y así reducir la probabilidad de que recurran a comportamientos delictivos.
Un ejemplo de programa de prevención del delito para jóvenes es el programa «Jóvenes en Acción«, implementado en varias ciudades de nuestro país. Este programa ofrece actividades recreativas, talleres de habilidades sociales y apoyo académico a jóvenes en situación de vulnerabilidad. Está demostrado que los participantes en este programa tienen menos probabilidades de cometer infracciones y más posibilidades de acceder a oportunidades de educación y empleo.
Además de los beneficios individuales para los jóvenes, la implementación de programas de prevención del delito también tiene un impacto positivo en la sociedad en general. Estudios han demostrado que por cada dólar invertido en programas de prevención se pueden ahorrar hasta siete dólares en costos asociados a la justicia penal y a la rehabilitación de delincuentes. Esto se debe a que estos programas ayudan a romper el ciclo delictivo y a evitar que los jóvenes se conviertan en delincuentes habituales.
Es importante destacar que estos programas deben ser diseñados de manera integral, abordando diferentes aspectos de la vida de los jóvenes, como la educación, el empleo, la salud mental y el entorno familiar. Además, deben contar con un enfoque basado en evidencia, utilizando estrategias y técnicas respaldadas por investigaciones científicas.
Los programas de prevención del delito para jóvenes son una herramienta eficaz para reducir la delincuencia y promover una sociedad más segura. El enfoque en la intervención temprana y el fortalecimiento de habilidades sociales y educativas son clave para prevenir la reincidencia delictiva en esta población. La inversión en estos programas no solo beneficia a los jóvenes individualmente, sino que también tiene un impacto positivo en la sociedad en general, al reducir los costos asociados a la justicia penal y a la rehabilitación de delincuentes.
La influencia de factores socioeconómicos en la delincuencia juvenil
La delincuencia juvenil es un problema que afecta a muchas sociedades en todo el mundo. Existen diferentes enfoques para abordar este problema, y uno de ellos es reducir la edad penal. Esta medida, que consiste en bajar la edad a la cual una persona puede ser considerada penalmente responsable, ha generado un intenso debate en la comunidad jurídica y en la sociedad en general.
Uno de los argumentos a favor de reducir la edad penal se basa en la influencia de factores socioeconómicos en la delincuencia juvenil. Se ha observado que los jóvenes provenientes de entornos desfavorecidos tienen más probabilidades de caer en conductas delictivas. Esto se debe a diversas razones, como la falta de oportunidades educativas y laborales, la exposición a la violencia en el hogar o en la comunidad, y la influencia de grupos criminales.
Al reducir la edad penal, se busca brindar una respuesta más temprana a los problemas que enfrentan estos jóvenes. En lugar de esperar a que cometan delitos más graves cuando sean adultos, se pretende intervenir de manera temprana para evitar que sigan por el camino delictivo. Esto implica implementar programas de prevención y rehabilitación específicos para esta población, que tengan en cuenta sus necesidades y circunstancias particulares.
Un ejemplo concreto de esta estrategia es el programa «Jóvenes en Riesgo» implementado en varios países. Este programa se enfoca en identificar a jóvenes en situación de vulnerabilidad y brindarles apoyo en diversas áreas, como el acceso a la educación, la capacitación laboral, la atención psicológica y la reinserción social. Estudios han demostrado que este tipo de intervenciones pueden reducir significativamente la reincidencia delictiva en estos jóvenes.
Además, reducir la edad penal también permite que los jóvenes tengan acceso a medidas de protección y apoyo que están disponibles en el sistema de justicia juvenil. Estas medidas se centran en la rehabilitación y reinserción social, y buscan evitar que los jóvenes sean estigmatizados como delincuentes toda su vida. Estas medidas incluyen programas de educación, capacitación laboral y apoyo psicosocial, que pueden ayudar a los jóvenes a superar los factores de riesgo y construir un futuro mejor.
Es importante tener en cuenta que reducir la edad penal no significa impunidad para los jóvenes que cometen delitos. Se trata de brindarles una respuesta adecuada a su edad y circunstancias, que tenga en cuenta su capacidad de comprensión y su potencial de cambio. Esto implica implementar sanciones proporcionales y medidas de rehabilitación efectivas, que permitan a los jóvenes aprender de sus errores y reintegrarse de manera positiva a la sociedad.
Reducir la edad penal puede tener un impacto positivo en la delincuencia juvenil al abordar los factores socioeconómicos que influyen en este problema. Esta medida permite intervenir de manera temprana y brindar apoyo a los jóvenes en situación de vulnerabilidad, evitando que sigan por el camino delictivo. Sin embargo, es fundamental que esta reducción se acompañe de programas efectivos de prevención, rehabilitación y reinserción social, para garantizar que los jóvenes tengan la oportunidad de cambiar y construir un futuro mejor.
El papel de la educación en la reducción de la delincuencia juvenil
La educación juega un papel fundamental en la reducción de la delincuencia juvenil. Proporcionar oportunidades educativas de calidad a los jóvenes en riesgo puede ser clave para prevenir comportamientos delictivos y promover una sociedad más justa y segura. A continuación, exploraremos los beneficios de invertir en la educación de los jóvenes en conflicto con la ley y analizaremos algunos casos de éxito.
Beneficios de la educación en la prevención de la delincuencia juvenil
La educación no solo brinda conocimientos académicos, sino que también fomenta el desarrollo de habilidades socioemocionales y valores fundamentales. Estos aspectos son esenciales para que los jóvenes puedan tomar decisiones informadas, resolver conflictos de manera pacífica y comprender las consecuencias de sus acciones.
Algunos de los beneficios más destacados de invertir en la educación de los jóvenes en riesgo son:
- Reducción de la reincidencia: Estudios demuestran que los programas educativos en centros penitenciarios y en la comunidad han logrado disminuir significativamente las tasas de reincidencia. Por ejemplo, un estudio realizado en Estados Unidos encontró que los reclusos que participaron en programas educativos tenían un 43% menos de probabilidades de volver a cometer delitos en comparación con aquellos que no recibieron educación.
- Mejora de la empleabilidad: Obtener una educación adecuada aumenta las oportunidades laborales de los jóvenes en conflicto con la ley. Esto les brinda una alternativa real al mundo del crimen y les permite integrarse de manera productiva en la sociedad. Además, al contar con habilidades y conocimientos específicos, se vuelven más atractivos para los empleadores.
- Fortalecimiento de la autoestima y la autoconfianza: La educación no solo proporciona conocimientos, sino que también ayuda a los jóvenes a desarrollar una imagen positiva de sí mismos. A medida que adquieren habilidades y logran metas académicas, su autoestima y autoconfianza se fortalecen, lo que puede ser un factor protector frente a la delincuencia.
Casos de éxito en la implementación de programas educativos
Existen numerosos casos de éxito en la implementación de programas educativos para jóvenes en conflicto con la ley. Uno de ellos es el programa «Second Chance Pell» en Estados Unidos, que brinda acceso a la educación postsecundaria a reclusos. Según un informe del Departamento de Educación de Estados Unidos, los reclusos que participaron en dicho programa tenían un 48% menos de probabilidades de reincidir en comparación con aquellos que no recibieron educación.
Otro ejemplo es el programa «Yo Cambio» en Chile, que ofrece educación y formación técnica a jóvenes infractores de ley en centros de internación. Según datos del Servicio Nacional de Menores de Chile, los jóvenes que participaron en este programa tuvieron una tasa de reincidencia del 26%, mientras que la tasa de reincidencia promedio para jóvenes infractores en el país es del 60%.
Recomendaciones para impulsar la educación de los jóvenes en riesgo
Para lograr un impacto significativo en la reducción de la delincuencia juvenil a través de la educación, es necesario implementar políticas y programas efectivos. Algunas recomendaciones clave son:
- Invertir en programas educativos dentro y fuera de los centros penitenciarios: Es fundamental proporcionar acceso a la educación tanto a jóvenes que se encuentran privados de libertad como a aquellos que están en libertad condicional o en riesgo de reincidir. Esto implica garantizar recursos adecuados, personal capacitado y programas adaptados a las necesidades de los jóvenes.
- Promover la colaboración entre instituciones: La educación de los jóvenes en riesgo requiere una acción conjunta de diferentes actores, como el sistema de justicia, el sistema educativo, organizaciones de la sociedad civil y empleadores. Es importante establecer alianzas y desarrollar programas integrales que aborden las necesidades de los jóvenes desde diversas perspectivas.
- Brindar apoyo emocional y psicológico: Muchos jóvenes en conflicto con la ley han experimentado situaciones difíciles y traumáticas. Es fundamental proporcionarles apoyo emocional y psicológico para que puedan superar sus experiencias pasadas y desarrollar habilidades de afrontamiento saludables.
La educación desempeña un papel fundamental en la reducción de la delincuencia juvenil. Invertir en programas educativos para jóvenes en riesgo no solo contribuye a prevenir la reincidencia y mejorar la empleabilidad, sino que también promueve valores y habilidades fundamentales para una convivencia pacífica y una sociedad más justa. Es imprescindible que los gobiernos y la sociedad en su conjunto reconozcan la importancia de la educación en este ámbito y trabajen en conjunto para brindar oportunidades de calidad a todos los jóvenes.
El sistema de justicia juvenil: alternativas a la reducción de la edad penal
En el debate sobre la reducción de la edad penal, es fundamental considerar las alternativas existentes dentro del sistema de justicia juvenil. Estas alternativas se centran en la rehabilitación y reintegración de los jóvenes infractores, en lugar de castigarlos con penas de prisión.
Una de las principales ventajas de estas alternativas es que permiten abordar las causas subyacentes del comportamiento delictivo en los jóvenes, como la falta de oportunidades educativas, la influencia de pandillas o la violencia familiar. Al enfocarse en la rehabilitación, se busca ofrecer a los jóvenes las herramientas necesarias para reintegrarse en la sociedad de manera positiva y evitar la reincidencia.
Entre las alternativas más efectivas se encuentra el programa de libertad condicional juvenil, que implica la supervisión y el apoyo de un trabajador social especializado. Este programa brinda a los jóvenes la oportunidad de recibir orientación individualizada, asistencia en la búsqueda de empleo y acceso a programas de educación y capacitación. Estos recursos les ayudan a desarrollar habilidades y competencias que les permiten tomar decisiones más acertadas en el futuro.
Otra alternativa prometedora es el programa de justicia restaurativa, que busca involucrar tanto a las víctimas como a los jóvenes infractores en un proceso de diálogo y reparación. A través de este enfoque, se fomenta la empatía, la responsabilidad y la comprensión de las consecuencias de sus acciones. Esto puede ser especialmente efectivo en casos de delitos no violentos, donde el objetivo principal es reparar el daño causado y prevenir la repetición del comportamiento delictivo.
Es importante destacar que estas alternativas no solo benefician a los jóvenes infractores, sino también a la sociedad en su conjunto. Al ofrecer oportunidades de rehabilitación y reintegración, se reduce el riesgo de que los jóvenes se conviertan en delincuentes habituales. Además, se evita la estigmatización y el endurecimiento de sus actitudes hacia la sociedad, lo que puede llevar a comportamientos más violentos y antisociales.
Es fundamental que los sistemas de justicia juvenil cuenten con los recursos necesarios para implementar estas alternativas de manera efectiva. Esto implica la formación de profesionales especializados, el acceso a programas de rehabilitación y la colaboración con organizaciones comunitarias. Además, es importante promover la participación activa de las familias en el proceso de rehabilitación, ya que su apoyo juega un papel crucial en el éxito de estas alternativas.
Reducir la edad penal no es la única solución para abordar el problema de la delincuencia juvenil. Existen alternativas dentro del sistema de justicia juvenil que se centran en la rehabilitación y reintegración de los jóvenes infractores. Estas alternativas ofrecen beneficios tanto para los jóvenes como para la sociedad en su conjunto, al abordar las causas subyacentes del comportamiento delictivo y reducir el riesgo de reincidencia. Es fundamental invertir en recursos y programas que permitan implementar estas alternativas de manera efectiva y garantizar que los jóvenes tengan la oportunidad de rehacer sus vidas y contribuir positivamente a la sociedad.
Preguntas frecuentes
1. ¿Qué es la reducción de la edad penal?
Es una propuesta que busca disminuir la edad mínima a partir de la cual una persona puede ser considerada penalmente responsable.
2. ¿Cuál es el argumento a favor de reducir la edad penal?
Se argumenta que al disminuir la edad penal se puede enviar un mensaje claro de que los delitos cometidos por menores de edad serán castigados y se busca disuadir la comisión de actos delictivos.
3. ¿Cuáles son los posibles beneficios de reducir la edad penal?
Entre los posibles beneficios se encuentran la protección de la sociedad, el fortalecimiento del sistema de justicia y la posibilidad de rehabilitación de los menores infractores.
4. ¿Cuáles son las críticas a la reducción de la edad penal?
Algunas críticas señalan que la reducción de la edad penal puede ser ineficaz, ya que los menores podrían ser influenciados por adultos para cometer delitos y que se corre el riesgo de criminalizar a jóvenes en situaciones de vulnerabilidad.
5. ¿Existen alternativas a la reducción de la edad penal?
Sí, existen alternativas como fortalecer los programas de prevención del delito, mejorar la reinserción social de los menores infractores y promover la educación y el apoyo social como medidas preventivas.